¿Por qué una pasta de dientes se hizo viral?

En la Argentina, una variante del producto de la marca Colgate fue prohibido por sus efectos adversos en la salud, con un gran impacto en redes y medios.

¿Por qué una pasta de dientes se hizo viral?

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohibió la comercialización de la pasta dental Colgate Total Clean Mint en la Argentina, mediante la disposición 5126/2025 publicada el lunes 22 de julio de 2025.

La medida se basó en más de 20 reportes de usuarios argentinos que informaron lesiones, ardor, descamación e irritación en la mucosa oral.

Según informó Página/12, estos casos se sumaron a una extensa base de denuncias originadas en Brasil, donde la autoridad sanitaria ANVISA recibió más de 11.400 reportes adversos y suspendió su venta desde marzo.

La fórmula de la pasta contiene fluoruro de estaño, un componente con propiedades antibacterianas, que fue puesto bajo sospecha tras múltiples reacciones adversas en la población.

La ANMAT dispuso el retiro inmediato del producto y su prohibición total de circulación.

Redes sociales argentinas: viralización y debate sanitario

La noticia se viralizó rápidamente en redes sociales, especialmente en X (antes Twitter), donde usuarios comenzaron a compartir capturas del Boletín Oficial y advertencias a otros consumidores.

Según Monitor Digital, la resolución disparó miles de menciones de los usuarios argentinos en plataformas, con la ANMAT en el centro del debate.

Entre las publicaciones destacadas se encuentra la del periodista de ciencia y salud Pablo Esteban, editor de Página/12, quien escribió:

“La ANMAT prohibió una pasta dental de Colgate por producir lesiones. Ya hubo 11 mil denuncias en Brasil. Acá se sumaron más de 20. No es una fake news. Es oficial.”

El posteo recibió cientos de interacciones, comentarios y compartidos, y fue uno de los contenidos más citados en notas periodísticas posteriores.

Asimismo, el medio digital Infobae destacó que la viralización en redes aceleró la toma de conciencia entre consumidores, muchos de los cuales comenzaron a revisar sus productos de higiene personal en casa.

Algunos compartieron imágenes del tubo de pasta dental en sus baños con comentarios como “¿Esta es la que hay que tirar?” o “Usé esto toda la semana”.

La noticia también dio lugar al humor, no sin sarcasmo.

La usuaria de X @sarin10ok publicó un posteo en el que con ironía, dijo: "Asi imagino a los que usaron el Colgate al que prohibieron su uso":

El antecedente brasileño y su peso regional

La ANVISA, autoridad reguladora de Brasil, suspendió preventivamente la comercialización del producto en marzo de 2025, tras una investigación iniciada a partir de reportes espontáneos por parte de consumidores.

A medida que se acumularon miles de denuncias, la empresa Colgate-Palmolive apeló inicialmente la decisión, pero terminó acatándola luego de que la agencia mantuviera la medida tras la revisión de los estudios técnicos.

Según el sitio Click Petróleo e Gás, la empresa decidió retirar voluntariamente el producto y suspender su venta en todo el país.

Venezuela se suma; Uruguay, en silencio

El impacto del caso trascendió las fronteras de Argentina y Brasil. El Ministerio de Salud de Venezuela recomendó no utilizar Colgate Total Clean Mint y la calificó como “no apta para el consumo humano”, según publicó Ground News.

En Uruguay, en cambio, el producto continúa en las góndolas.

El Observador informó que no existe por el momento una comunicación oficial por parte del Ministerio de Salud Pública.

Esta demora generó reacciones en redes, donde usuarios comenzaron a exigir definiciones y a compartir las decisiones adoptadas en los países vecinos.

El rol de los medios y redes en la fiscalización sanitaria

Este caso dejó en evidencia cómo una alerta sanitaria, inicialmente técnica, puede escalar rápidamente al debate público a través de las redes sociales.

Los posteos de especialistas, periodistas y medios como Infobae, Página/12, Clarín y La Nación lograron que el tema se instalara en la agenda, reforzando el impacto de la disposición oficial.

Sin necesidad de campañas institucionales ni voceros empresariales, los usuarios funcionaron como difusores del alerta y fiscalizadores espontáneos del consumo.

Así, la conversación digital volvió a demostrar su poder para amplificar riesgos, exigir respuestas y generar presión sobre actores públicos y privados.

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