Las redes a Di María: "¡Salí de ahí, Angelito!"

La polémica por el título como campeón "designado" a Rosario Central colocó al ídolo de la Selección en un incómodo (y cuestionable) lugar de protagonismo digital.

Las redes a Di María: "¡Salí de ahí, Angelito!"

El escándalo del título para Rosario Central otorgado por la AFA como "campeón designado" trasciende las fronteras del fútbol argentino.

La polémica decisión, de hecho, se lleva puesta la reputación misma de Ángel Di María, hasta ahora venerado por propios y ajenos por su aporte a la tercera copa del mundo de la selección argentina de Lionel Scaloni.

El trofeo de la polémica para Central fue celebrado por el propio jugador, decisión que le valió infinidad de críticas que derivaron en cuestionamientos casi personales a la histórica figura, hoy jugando para el Canalla.

Di María, de esta manera, pone en juego su propia reputación pública, fenómeno puesto de manifiesto con toda crudeza en el mundo de las redes sociales.

Problemas a la vista para Fideo

La conversación digital de las últimas 24 horas coloca a Ángel Di María en el centro de un huracán ajeno al juego, donde su nombre ya no aparece ligado a sus goles ni a la Selección, sino a un título que gran parte de los usuarios percibe como regalo de la AFA a Rosario Central.

Con un 86% de negatividad, el clima emocional se inclina de manera casi unánime hacia el rechazo, y convierte a Di María en la cara visible del escándalo más que en el héroe mundialista que vuelve al club de su barrio.

De esta manera, el futbolista queda atrapado en un relato que mezcla sospecha, enojo e ironía sobre la legitimidad del trofeo.

La nube de palabras refuerza esa lectura: términos como “ROSARIO CENTRAL”, “ESTUDIANTES”, “TAPIA”, “TROFEO”, “CAMPEÓN” y “PASILLO” dominan la escena y desplazan cualquier referencia a la carrera de Di María.

La charla digital sobre Di María no discute su talento sino la justicia del título, y en ese encuadre el jugador se asocia de manera directa con la decisión política de la AFA.

Palabras como “GENTE”, “ESPALDA”, “CARA”, “BARRIO” o “MADRE” revelan un tono de conversación cargado de proximidad barrial, chicana e insulto, donde el cuestionamiento no se limita a la institución sino que baja al terreno personal y simbólico, y convierte al ídolo en objeto de una descalificación emocional que perfora por un momento el consenso afectivo que lo rodeaba.

El sesgo de género completa el cuadro: con 87% de participación masculina y solo 13% femenina, el debate se concentra en un universo de hinchas varones, habituado a un registro más agresivo y a una cultura de confrontación que amplifica la bronca, los reproches y las acusaciones de robo, y que empuja la conversación hacia extremos que difícilmente aparezcan en otros temas de la agenda pública.

Campeón "bajo sospecha"

En la conversación digital de las últimas 24 horas, Ángel Di María aparece como un campeón "bajo sospecha".

La placa de sentimiento repite el dato que ya marca la...

... temperatura del debate: 86% de negatividad.

Pero lo relevante no es solo el número, sino el campo semántico que lo sostiene.

En el centro de la nube aparece la palabra “CAMPEÓN” en verde, rodeada por un anillo de términos que funcionan como contra-relato moral: “VERGÜENZA”, “CULPA”, “MIEDO”, “ODIAR”, “MAFIOSOS”, “ELIMINACIÓN”, “PERDIÓ”.

La conversación reconoce que Ángel Di María y Rosario Central ganan, pero no celebra ese triunfo; lo recodifica como algo turbio, incómodo, casi ilegítimo.

La tensión entre “GANÓ / GANARON / CAMPEONES” y “PERDIÓ / ELIMINACIÓN” muestra un punto clave.

Para los usuarios argentinos, el problema no pasa por el resultado del partido sino por la forma en que el sistema define quién gana y quién pierde.

El título aparece asociado a la idea de que Central gana demasiado y Estudiantes pierde algo que no debía perder, en un contexto donde la palabra “MAFIOSOS” instala la sospecha de arreglo, favoritismo y escritorio.

En definitiva, se discute la legitimidad del campeonato.

En ese escenario, la figura de Di María no se recorta como simple héroe que alza un trofeo.

Fideo se transforma en el rostro del campeón culposo, el emblema de un título que una parte mayoritaria de la conversación vive como injusto.

La palabra “CAMPEÓN” opera en la narrativa futbolera de las redes sociales argentina como etiqueta contaminada por la vergüenza y la culpa que muchos usuarios proyectan sobre la AFA, sobre Rosario Central y sobre el propio jugador.

Esta radiografía emocional confirma que el mundo digital no compra el cuento romántico del ídolo que vuelve al barrio y levanta la copa sin preguntas.

La comunidad online argentina acepta que Di María gana, pero agrega un asterisco gigante sobre ese logro.

En términos de reputación digital, el resultado es claro: Di María aparece hoy como campeón cuestionado, atrapado en un clima donde la palabra “ganó” ya no trae orgullo sino sospecha.

De la gloria con la Albiceleste a los sótanos del "campeón designado"

La curva de menciones en redes sociales y medios de comunicación sobre Ángel Di María cuenta, en un solo gráfico, la biografía emocional reciente del jugador en el mundo digital argentino.

El primer gran pico llega en julio de 2024, con su último partido en la Selección.

Ahí se ve el punto más alto de toda la serie: redes y medios se alinean alrededor de una misma escena, la despedida de un ídolo nacional.

El volumen se dispara y después cae, pero deja una marca clara: el momento de mayor conversación sobre Di María sigue ligado a su rol en la Scaloneta, no a Rosario Central ni a la AFA.

Desde fines de 2024 hasta comienzos de 2025 la conversación entra en una meseta: un piso estable, sin estridencias, donde el nombre de Di María aparece de manera recurrente pero sin grandes detonantes.

Ese silencio relativo se corta en mayo de 2025, cuando se anuncia su histórico regreso a Rosario Central.

El gráfico muestra un nuevo salto de menciones que ya no nace de la Selección sino del vínculo afectivo con el club de origen.

Las redes reaccionan con mayor intensidad que los medios, pero ambos ecosistemas se mueven en la misma dirección: la noticia del retorno reanima el interés y empieza a construir un nuevo relato digital en torno a su figura.

A partir de ese anuncio, el volumen nunca vuelve al nivel previo.

Se observa una tendencia ascendente: subas y bajas mensuales, pero con un corredor cada vez más alto.

Di María deja de ser solo un recuerdo albiceleste y se convierte en protagonista activo del fútbol local, con presencia sostenida tanto en redes como en la agenda deportiva de los medios.

El último hito es noviembre de 2025, cuando Di María alza la copa “designada” a Rosario Central.

El gráfico registra un nuevo pico de conversación, fuerte pero inferior al de la despedida de la Selección; la polémica por el título amplifica las menciones, las redes vuelven a reaccionar con más vehemencia que los medios y el nombre de Di María queda atrapado entre el afecto construido durante años y el ruido del escándalo.

La serie completa deja una síntesis nítida para Monitor Digital: el capítulo AFA–Rosario Central reconfigura la conversación sobre Di María, pero todavía no logra eclipsar el capital simbólico que el jugador acumula como ídolo de la Selección, que sigue siendo el momento de mayor consenso y volumen en su historia digital reciente.

Las redes contra Di María

El mapa del sentimiento digital sobre Ángel Di María cuenta una historia de amor, desgaste y ruptura entre redes y medios.

Durante la porción del ciclo de Selección Argentina analizado en este informe (fines de 2023 a julio de 2024), las dos curvas avanzaron más o menos juntas, pero en niveles distintos.

La línea de medios se mantuvo en zona “buena / muy buena”, con un pico claro en julio de 2024, cuando Di María jugó su último partido con la Selección y el tono general habló de gratitud, reconocimiento y despedida de ídolo.

Las redes, en cambio, mostraron un afecto mucho más inestable: arrancaron en terreno positivo, pero bajaron a “malo” en marzo y abril, entre críticas coyunturales y discusiones propias del clima futbolero, para recién recuperar algo de aire en la despedida.

Después de ese capítulo, entre agosto de 2024 y el verano de 2025, el nombre de Di María entró en una zona de transición.

Los medios siguieron en una franja positiva y estable, como si congelaran la imagen del ídolo respetado.

Las redes oscilaron alrededor del punto medio: ni idolatría plena ni crisis abierta, un recuerdo latente que esperaba un nuevo disparador narrativo.

Ese disparador llegó en mayo de 2025, con el anuncio del retorno de Di María a Rosario Central, y ahí el gráfico se partió en dos.

La línea de medios saltó hacia la franja de “muy bueno”, con un relato emotivo del hijo pródigo que volvía al Gigante de Arroyito.

La línea de redes, en cambio, se desplomó hasta zona de “muy malo”, por debajo de –50, y marcó el punto de quiebre del vínculo emocional: el regreso encendió rivalidades, sospechas de privilegios y la percepción de que la AFA empezaba a armarle un contexto a medida.

Desde ese momento, el desacople se volvió estructural.

A lo largo de todo el segundo semestre de 2025, los medios sostuvieron un clima positivo alto, entre “bueno” y “muy bueno”, siguiendo el libreto del ídolo que cerraba su carrera en el club de su vida.

Las redes se movieron en cambio entre “regular” y “malo”, con pequeños rebotes, hasta llegar a noviembre de 2025, cuando Di María alzó la copa “designada” a Rosario Central y el sentimiento digital volvió a derrumbarse.

En los últimos días, la curva negra se hundió otra vez en niveles de “muy malo”, señal de rechazo masivo en el mismo momento en que la narrativa mediática hablaba de consagración.

Leída en clave de reputación, la placa deja un mensaje nítido: en medios, Di María conservó casi intacto su estatuto de ídolo blindado, incluso en el contexto del torneo más polémico.

En cambio, en redes, el mismo proceso derivó en un campeón cuestionado, con picos de negatividad que coincidieron con el anuncio de su regreso y con la copa asignada por la AFA.

La brecha entre ambas curvas no solo marcó un desacuerdo de tono: confirmó que el mundo digital se animó a discutir lo que gran parte de la prensa trató con guantes de seda.

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