La nueva marcha universitaria perdió interés digital, con rebote de la negatividad
La tercera movilización de la era Milei mostró debilidades en la captación de audiencias en redes, pero con una aceleración de los discursos duros contra la Casa Rosada.

La última movilización universitaria realizada el 17 de septiembre de 2025 bajo la gestión de Javier Milei volvió a instalar el debate sobre el financiamiento de la educación pública.
Desde el social listening, el análisis muestra una fuerte caída del interés digital en comparación con protestas anteriores, a la vez que un marcado crecimiento en la negatividad del discurso.
La conversación refleja el pasaje de un reclamo inicialmente transversal y ciudadano hacia una agenda más sectorizada, dominada por actores universitarios y opositores.
Charla general: ejes de la discusión
La nube de palabras elaborada por Monitor Digital muestra dos núcleos predominantes.
“Milei” y “veto” condensan la confrontación política en torno a la decisión presidencial de bloquear el financiamiento universitario.
A su alrededor, se destacan conceptos vinculados a la educación pública (“universidad”, “docentes”, “estudiantes”, “UBA”, “defensa”) y a la agenda social más amplia (“salud”, “hospital Garrahan”, “país”, “congreso”).
La conversación no se limitó a consignas abstractas: aparecieron menciones a dirigentes de peso como Sergio Massa, Axel Kicillof, Karina Milei, Patricia Bullrich y Emiliano Yacobitti, lo que confirma la lectura política de la marcha.
En términos de género, el 56,7% de las interacciones provinieron de hombres, 30,3% de mujeres y 13,1% de otros, manteniendo la sobrerrepresentación masculina habitual en la conversación política digital.

Sentimiento: clima de indignación y rechazo
El 83% de la conversación en torno a la reciente marcha universitaria tuvo tono marcadamente negativo.
Las menciones más recurrentes asociadas a esta carga fueron “veto”, “vergüenza”, “recortes”, “ajuste” y “golpista”.
Aunque en menor medida, hubo también un polo positivo alrededor de la palabra “financiamiento”, junto con términos como “derecho”, “defender”, “orgullo”, “futuro” y “apoyo”.
Esto indica que la protesta no fue solo catártica, sino también reivindicativa: se expresó indignación, pero también se reforzó la legitimidad de la universidad pública como símbolo nacional.
La tensión entre “veto” y “financiamiento” resume la polaridad de la jornada: rechazo al gobierno, defensa activa de la educación.

Temáticas predominantes
El análisis temático de la conversación en redes sobre la marcha universitaria confirma el sesgo político de la conversación:
- Política (29,8%) y gestión (26%) concentraron más de la mitad de las menciones, con fuerte referencia al rol del Congreso, diputados y al posicionamiento del gobierno.
- Agenda social (15,2%) amplió el marco hacia la salud y los derechos, vinculando la universidad con otros bienes públicos.
- Economía (8,7%) y finanzas (5,6%) se centraron en la demanda de recursos, presupuesto y recortes.
- Otros tópicos como justicia, corrupción, seguridad o internacional tuvieron presencia marginal.
En síntesis, la marcha fue leída en clave política, social y económica, más que como un reclamo gremial o sectorial.

Evolución histórica: caída de menciones y radicalización del clima
Comparando las tres grandes marchas universitarias bajo la gestión Milei, se observa un patrón claro:
- 23/04/2024: 301.200 menciones / NSR -56
Primera gran movilización, de impacto transversal y masivo. La universidad pública se instaló como causa nacional, con fuerte indignación. - 02/10/2024: 224.600 menciones / NSR -49
Menor interés que la primera (-25%). El reclamo seguía vigente, pero con menos masividad y mayor circunscripción a comunidades universitarias y opositoras. El clima fue algo menos hostil. - 17/09/2025: 62.200 menciones / NSR -68
Caída abrupta del interés (-80% respecto de abril 2024). La conversación se volvió altamente negativa y radicalizada, con un tono de enojo extremo en sectores militantes, pero con escasa penetración social.
La comparación refleja cómo un reclamo que comenzó con alta legitimidad social se fue transformando en una discusión más sectorial y de nichos, con creciente hostilidad pero menor capacidad de instalarse en la agenda digital más amplia.

Conclusiones
- De la transversalidad a la sectorización: la primera marcha universitaria fue un hecho cultural y social de alto impacto, mientras que la última quedó circunscripta a actores directamente involucrados y espacios opositores.
- El veto como catalizador del enojo: la medida presidencial operó como disparador del rechazo, consolidando la negatividad en torno al gobierno.
- El financiamiento como bandera positiva: pese al clima hostil, se sostuvo una narrativa propositiva en defensa de la universidad pública.
- Desgaste en la agenda digital: el descenso del volumen de menciones muestra que la universidad perdió centralidad frente a otras preocupaciones de la sociedad (inflación, crisis económica, conflictos políticos).
- Radicalización emocional: menos volumen no implicó menor intensidad; por el contrario, la conversación se volvió más agresiva, con un NSR en niveles récord de negatividad.
En síntesis, las marchas universitarias durante el gobierno de Javier Milei muestran la transformación de un reclamo que empezó como símbolo de unidad social en defensa de la educación pública y terminó como un tema más acotado, sectorizado y radicalizado, reflejando la tensión permanente entre políticas de ajuste y defensa de derechos colectivos.