La economía pide protagonismo en la conversación pública

La política dominó el año que empieza a despedirse.

El 2025 dejó una profunda huella política en la discusión de los argentinos en redes sociales, mientras lo económico corrió siempre en segundo lugar.

Sin embargo, la tendencia del año fue un paulatino retroceso del debate político para ir dando paso a una progresiva consolidación de la discusión económica y financiera.

Este fenómeno que advertimos en Monitor Digital responde ni más ni menos que a una premisa clara: la política es un territorio siempre provechoso para la dirigencia y, a la vez, es un espectáculo siempre cautivante para las audiencias digitales.

Sin embargo, los problemas estructurales de la Argentina en materia económica siguen ahí, latentes y amenazantes.

Y cuando la espuma política baja, el mar de fondo de los problemas históricos que arrastra el país emergen con fuerza.

Por eso, un año político como 2025 puede anteceder a un 2026 con una agenda económica recargada, que promete someter a debate cuestiones hasta ahora relegadas en la discusión pública sobre las principales variables de la economía argentina.

Un año político intenso, pero en retirada

En la conversación de los argentinos sobre la gestión del Estado, la puerta de entrada no es el dólar ni la inflación: es la política.

Mes a mes, las redes sociales muestran que el ciudadano primero discute quién manda, cómo decide y con quién se pelea, y recién después baja al detalle del bolsillo.

A lo largo de la gestión de Javier Milei, la columna de política se mantiene casi siempre al tope del cuadro, en una franja que ronda entre el 15% y el 20% de las menciones.

Sólo en momentos muy puntuales la economía la desplaza: el arranque del gobierno, con diciembre de 2023 y enero de 2024 dominados por la ansiedad ante el nuevo rumbo económico, y algunos picos de 2025 donde el ajuste o las medidas generan un repunte fuerte del foco económico.

La economía se instala igual como segundo eje estructurante de la charla.

No ocupa todo el escenario, pero nunca sale del plano principal.

Queda en torno del 13/14% de las menciones mensuales, con picos cercanos al 19% cuando se enciende alguna alarma concreta.

El mensaje es claro: la gente mira la billetera, aunque lo hace dentro de un relato político más amplio, donde cada dato económico funciona como argumento para defender o cuestionar al gobierno.

Debajo de ese binomio se mueve la agenda social clásica.

Educación muestra algunos saltos muy marcados (debido a las marchas universitarias contra el recorte presupuestario del gobierno nacional), que superan el 15% en ciertos meses y compiten de igual a igual con economía.

Son momentos donde la charla se corre de los grandes números macro y se concentra en el financiamiento educativo, paritarias y la calidad de la enseñanza.

Salud mantiene un piso estable, alrededor del 9/11%, señal de preocupación sostenida por el sistema sanitario, sin estallidos pero tampoco sin descanso.

En paralelo, seguridad, corrupción y justicia forman un bloque que expresa la desconfianza de fondo hacia el Estado.

Seguridad se ubica cerca del 7/10% de la conversación; corrupción y justicia se mueven en el rango de 4 a 8%.

No marcan la agenda general, aunque sostienen un murmullo constante: la sensación de que el Estado administra mal, gasta mal o protege a quien no debe.

El resto de las áreas queda en los bordes del mapa: obra pública, derechos, ciencia, cultura, deportes, mundo, turismo aparecen con porcentajes bajos y muy estables, casi como decorado institucional.

En suma, las redes dibujan un ciudadano que evalúa la gestión del Estado con una lógica muy política.

Es decir, los argentinos online discuten poder, rumbos y coaliciones; usan la economía como prueba de cargo o de descargo; suman la educación, la salud y la seguridad como indicadores de vida cotidiana.

Todo lo demás corre de atrás.

La economía siempre está

Como mostramos, durante casi todo el período analizado de la gestión libertaria (diciembre 2023-diciembre 2025), la conversación de...